La reminiscencia amargusante

martes, octubre 11, 2005

La primera lluvia de octubre

La lluvia caia sobre una calle salpicada por la oscuridad de la noche y el reflejo de las luces sobre los charcos. Por fín llovia sobre la ciudad, se dijo; el viento volvía a pasear por las calles y la noche definitivamente se asentaba sobre nuestros cielos. Era otoño, la pasión que ardia en su corazón tras un verano hueco de emociones, solo aparente y lleno de aire, se habia escapado lentamente, como el aire de un balón pinchado y abandonado en medio de la calle, como por la que pasaba ahora mismo. Habia llegado hasta la propia puerta, pero no se habia arriesgado a llamar y volvia derrotado a su casa. Lejos, tras los cristales, la gente rie feliz... feliz, sus carcajadas son como espadas que van directamente a su corazón, su casa aún estaba lejos y fuera donde fuese solo veia a la gente feliz, oculta tras los cristales, resonando en las paredes, observandote desde dentro.
En estas calles no habia sitio para los solitarios, almas en pena llenas de defectos, que se ven incapaces de responder ante los retos del destino y que por ello se sentian prisioneros de su propia soledad. Poco a poco él se sintió desaparecer, sintió como si la lluvia le fuera diluyendo hasta hacer de él lluvia en sí, ¿quien se acordaria de él?.

La lluvia caia sobre una calle salpicada por la oscuridad de la noche y el reflejo de las luces sobre los charcos. Por fín llovia sobre la ciudad, y la gente volvia a sus casas, se agolpaba debajo de las marquesinas del autobús buscando la manera de evitar que la lluvia les mojara, todos estaban ausentes, todos tenian otras cosas que hacer, y nadie vió al pequeño y solitario hombre desaparecer entre la lluvia..