Soplando el polvo
Y a veces ocurre que te descubres a tí mismo escuchando la música que pensaste que nunca más ibas a escuchar de nuevo.
Hay ciertos sentimientos que no desaparecen ni se olvidan aunque pase mucho tiempo. Como este blog.
Y a veces ocurre que te descubres a tí mismo escuchando la música que pensaste que nunca más ibas a escuchar de nuevo.
Cuando el tenedor llegó al suelo, todo había terminado. El mantel, los gritos, los gestos de estupefacción llegarían después.
- No es posible.
Su barba trimada hacía mucho por no delatarle. Larga y un tanto rizada, no dejaba entrever los años que llevaba colgada de aquel enjuto rostro. Además, aunque tuviesen la mirada de las 1000 millas la mayor parte del tiempo, tras sus profundos ojos azules se vislumbraba, muy ocasionalmente y de pasada solo, un mal inimaginable, abisal; intemporal y eterno. Su aspecto, aunque desastrado, no era peor que el de cualquier excéntrico y falso hippy de los que hollaban aquellos cruceros de superlujo, por eso nunca llamó la atención, pese a su parecido con un famoso actor. Nunca nadie cruzó más palabras con él que los mínimos "bienvenido a bordo", "a continuación efectuaremos un simulacro" y "gracias por viajar con nosotros, esperamos verle pronto", por eso nadie le recordaba más que muy difusa e inconscientemente.
Los focos me apuntaban directamente a la cara, me querian deslumbrar para luego derribarme como un animal enfurecido, pero hoy no lo iba a permitir. Avancé un paso más, pero algo me retuvo, era yo mismo, mi conciencia, que elevaba su voz ante el atronador tono de su antónima.
Yo no sé si esto es una historia que parece cuento o un cuento que parece historia; lo que puedo decir es que en su fondo hay una verdad, una verdad muy triste, de la que acaso yo seré uno de los últimos en aprovecharme, dadas mis condiciones de imaginación.Otro, con esta idea, tal vez hubiera hecho un tomo de filosofía lacrimosa; yo he escrito esta leyenda que, a los que nada vean en su fondo, al menos podrá entretenerles un rato..
Cuando la pobre Keiko abrió los ojos no daba crédito. Se tocó la cara, dolorida, atónita, extrañada de seguir viva. A su alrededor no había nada salvo el azul del mar, mezclándose con el del cielo sin solución de continuidad alguna. Giró la cabeza lentamente. A sus pies se hallaba un gran pino, en una de cuyas ramas estaba sentada a horcajadas.
(...) Lo más extraño del caso es que el doctor sobrevivió perfectamente a una caída de 8 pisos. En el preciso instante en que se arrojaba al vacío, un camión de carga al aire repleto de muelles daba un fuerte frenazo justo debajo de su balcón al asustarse su conductor tras recibir una llamada de un número desconocido. La investigación no reveló de quién pudo tratarse, pues la compañía telefónica adujo un fallo en los sistemas para explicar su origen.
Te vi
Era un dia normal, salia de mi facultad rumbo a mi casa y ví parar un autobús donde nunca paraba, una estación antes, sin pensar en ello entré en él, me dejaba cerca de casa y desde ahí podria andar.